Hace un par de semanas recibí una llamada de Ana Gregorio, amiga y referente profesional, maestra comprometida, enamorada de su profesión y una de las artífices del pasado EABE celebrado en Almería. Ana cumplía estos días, como yo, su primer año en un nuevo puesto de trabajo. Los dos, a día de hoy, trabajamos para el Servicio de Formación del Profesorado de la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía. Ella es parte del equipo que, desde Sevilla, coordina y dirige la Red Asesora; y yo soy asesor en el Centro del Profesorado de Córdoba.
Ana me pidió que celebrásemos nuestro cumpleaños laboral de una forma bastante original:
– ¡Manolito! (así me llama), ¿por qué no les cuentas a las asesorías nóveles qué tal ha ido tu primer año? –
Hace tan sólo un año yo estaba en el sitio en el que este año están todas los nuevos compañeros y compañeras que se acaban de incorporar a la Red, igual de ilusionado, igual de temeroso e igual de perdido. Había llegado a este puesto defendiendo un proyecto en el que proponía qué hacer durante los próximos cuatro cursos desde la asesoría que aspiraba a ocupar, pero mi experiencia en formación no dejaba de ser escasa y siempre desde la perspectiva de ponente, tutor o participante. El rol de la persona asesora es bien distinto, y ese es el mensaje que debía transmitirles.
Cada asesor tiene su estilo marcado por su idiosincrasia y su experiencia, pero todos debemos perseguir lo mismo: la mejora de la Escuela Pública mediante la mejora de la práctica docente. Para este reto no pude contar con mejor partenaire: Cati Ortega Tenor, una de las asesoras más veteranas del CEP de Sevilla; entre los dos tratamos de transmitir un mensaje claro: qué debe, y qué no debe hacer y ser un asesor. La mirada de una asesora tan experimentada como Cati, y la frescura de un servidor recién llegado aterrizó en la siguiente propuesta que ahora compartimos desde esta entrada.
La hora programada para nuestra intervención determinó cómo hacerla. Justo después de la pausa para el almuerzo no podíamos sentarnos y comenzar a hablar. Ni la mejor oratoria podría contra la somnolencia propia de quien se ha desplazado desde Cuevas de Almanzora o Grazalema hasta Antequera (sede de la jornada) y llevaría ya sobre sus hombros una intensa mañana de formación. También debíamos sorprender a una audiencia muy selecta: personas que acaban de superar un proceso selectivo muy relacionado con la innovación educativa.
Así surgió la idea de hacer un teatrillo, un role-play en el que recreásemos situaciones, exageradas y parodiadas, que podrían encontrarse en centros educativos que tuviesen que asesorar. Pusimos a los voluntarios contra las cuerdas y los dejamos improvisar. Escribimos unas líneas para introducir la escena, y el resto debía dejarse fluir, cada cual en su papel. No sólo recreamos situaciones hostiles hacia la asesoría, también intentamos, en una segunda función, recrear qué nos gustaría que pasase, que afortunadamente es lo que ocurre(y no es peloteo) en la mayoría de centros andaluces.
Aquí dejamos el guión introductorio a la primera función… No se asusten, cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.
“de matrices de oportunidades y otras hierbas…”
Inicialmente tenemos 7 personajes (Irene, Pedro, Martín, Pilar, Mónica, Juan y Raquel) a los que se pueden ir sumando al final del guión a modo improvisado. Sólo tienen que decidir un rol, presentarse al llegar y hacer el papel que decidan. ESCENA: Martín, Pedro y Pilar están en la sala de profesores, a la que entra Irene. Irene (asesora): Hola, buenos días, soy Irene, vuestra nueva asesora. Pedro (fyq): ¿asequé? ¿Tú vienes pa los de FP básica? Pues corre que están solos… Martin (mates): que no, Pedro, que es la asesora del CEP Pedro (fyq): ah! Otra desertora de la tiza… Pilar (lengua): Ay! Qué bien, Inés… ¿nos traes bolis y almanaques? Irene (asesora): Inés no, me llamo Irene. Pilar (lengua): bueno hija, qué más dá: irene, inés… ¿y agendas? ¿traes agendas? Irene (asesora): no traigo nada de eso, eso son las editorales y los sindicatos. Pedro (fyq): entonces, ¿tú qué haces? Martin (mates): pues vendrá para lo de los grupos de trabajo esos que hace el de Informática. Pedro (fyq): ¡otro!… venga horas de reducción pa’ las TIC y no funciona nada. Bueno guapa, encantado de conocerte, pero yo ya tengo las horas del sexenio, en unos años hablamos y me metes en algo que coja puntos, ¿vale?. ESCENA: entra Mónica a la sala. Mónica (inglés): ¡buenos días! digo… buenas tardes. Martin (mates): ¡Buenas Mónica! ¿todavía estás por aquí? Mónica (inglés): si hijo, todavía… viernes, casi las dos, terminé en el recreo y todavía estoy con cosas de la tutoría. Pedro (fyq): enseguida iba a estar yo aquí si saliese en el recreo, vaya horario que tenéis algunas… ya me diréis con quién tengo que hablar y qué le tengo que regalar… ¡hala! aquí os quedáis que para mi ya ha empezado el finde. ESCENA: Pedro sale de la sala Mónica (inglés): ¿Y tú eres nueva? Irene (asesora): Bueno, soy vuestra nueva asesora del CEP. ¿Hay por aquí alguien del equipo directivo? Pilar (lengua): ¿¿del equipo qué?? ¿¿un viernes a estas horas???? ¿pero tú en qué mundo vives, criatura? Martin (mates): mira Irene, aquí viene Juan, es el jefe de FEIE ESCENA: entra Juan a la sala. Irene (asesora): Hola Juan, soy vuestra nueva asesora del CEP. Juan (feie): Hola Irene, ya te esperaba, tengo un montón de dudas y propuestas que hacerte. Mira, los de bilingüísmo quieren seguir su grupo de trabajo de cooperativo y AICLE, dos compañeros de Tecnología, una de Dibujo y otra de Educación Física quieren hacer un grupo de trabajo de pádel en los recreos. Y la formación en centros este año la vamos a hacer de primeros auxilios. Quieren que venga el ATS del centro de salud un par de tardes y nos explique algunas cosas. Irene (asesora): Bueno, pues sí que hay inquietud, pero quería ver contigo antes como fue la detección de necesidades y si vuestro plan de formación tiene coherencia con todo esto. Juan (feie): ¡Ah! pues hoy va a ser difícil, y se nos acaban los plazos de solicitud, con nuestro asesor anterior no había problema. De hecho, los del pádel lo hicieron un año como formación en centros. Irene (asesora): en ese caso, que cursen la solicitud en Séneca las personas interesadas y se estudiará la viabilidad de las propuestas. Juan (feie): pero eso es que sí, ¿no? ESCENA: entra Raquel con energía y sonriendo Raquel (francés): Bonjour les gents! Pilar (lengua): de qué buen humor que estás siempre, hija mía… se nota que aún llevas poco. Raquel (francés): Hola, soy Raquel de Francés, ¿y tú? Irene (asesora): Soy Irene, vuestra nueva asesora del CEP. Raquel (francés): enchantée Irene. Me imagino que este año tendremos que hacer algo de competencias clave, ¿no? Pilar (lengua): eso, eso, que cualquier día me pide las programaciones el inspector y verás… Juan (feie): sería interesante, la verdad, pero no es lo que quiere la gente en este centro, aquí es que somos un poco… bueno… tú sabes… Raquel (francés): ¡que no hombre! Que seguro que hay gente interesada. Mira, Pilar quiere, y en su departamento hay compañeros súper-apañados, los de Ciencias también quieren, que lo hablamos el otro día en el coche. Seguro que sale la idea: habíamos pensado algo de metodología: tareas, udis y esas cosas. Juan (feie): interesados, sí, no te digo que no, ¿pero el 50% del claustro? … (the show must go on)
Después de diversas carcajadas, fascinantes improvisaciones, interpretaciones dignas de premio y muchos aplausos… dimos paso, Cati y yo, a la limón, a un sinfín de batallitas, anécdotas y experiencias apoyados en la siguiente presentación y terminando con una lluvia de ideas sobre qué NO debe ser ni hacer la persona asesora.
Por último, agradezco a Ana y Carolina la invitación y la oportunidad, y al CEP de Antequera su total disposición.
Les deseo toda la suerte del mundo a estas personas valientes, «desertoras de la tiza», para que durante los próximos 5 cursos puedan llevar a cabo los sueños que conformaron sus proyectos de asesoría.
Espero que, como yo, echen de menos cada día el aula, crezcan profesionalmente, añoren el trato con el alumnado y no olviden de donde vienen y a donde deben volver llenos de energía, ilusión y ganas para cambiar el mundo.
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Foto robada a Laura Jiménez, una de esas valientes que emprende este desafío.